Entradas

El arte de empezar algo y no terminarlo

Imagen
El primer paso para crear algo extraordinario es simplemente empezarlo y me tomo esta filosofía de vida muy a pecho. La cantidad de proyectos que he comenzado y nunca terminado son muchos, y este blog es probablemente el primero de todos. Mirando mis publicaciones anteriores realmente me hace sonreír y darme cuenta de lo mucho que me importaba escribir y crear contenido que el resto del mundo apreciara y leyera. Ocho años después me he dado cuenta que realmente no he cambiado nada, si no que soy exactamente la misma niña que quería cambiar el mundo y ser escuchada. La manera en la que quiero cambiar el mundo ha cambiado drásticamente. Pese a que nunca he dejado de escribir, la motivación se ha vuelto técnica y práctica. Estoy en mi segundo año en mi carrera de Neurociencia en la Universidad de Bristol y la idea de escribir creativamente ha dejado mi cuerpo casi por completo. No he tenido que usar mi creatividad activamente por mucho tiempo, casi aposta, escogiendo la ruta de vida más...

20 cosas que he aprendido en 20 años

Imagen
Después de casi seis años sin escribir he decido retomar mi blog, lo que se siente increíble e insignifcante al mismo tiempo. Me llamo Victoria Mery, y en la mitad de una pandemia he cumplido veinte años.   Comenzando una nueva década - y el final de mis adolescencia aunque sea en teoría. Finalmente una joven adulta. Muchas cosas han cambiado desde que cumplí 10 años, y no me puedo imaginar lo mucho que habrá cambiado mi vida cuando cumpla 30.  He escrito una lista de las cosas más importantes que he aprendido durante estos veinte años de existencia: cosas que me han convertido en la persona que soy ahora.  1. Inglés Mudarme a Inglaterra ha sido mi mayor desafío hasta ahora. El choque cultural y social, acompañado con el cambio de lenguaje me ha cambiado para siempre.    He tenido tutores de inglés por mucho tiempo, pero realmente diría que la mejor manera de aprender (si tienes la suerte de poder hacerlo) es mudarse a un país que hable inglés por al menos ...

Inicio

Érase una vez un hombre enamorado del amor que nunca se había enamorado. Desde que era un enano veía que el amor lo rodeaba de maneras variadas y fascinantes, empezando por la obsesión que tenía su vecina con las orquídeas llegando hasta el que salía por las lágrimas a su prima cada vez que recordaba a su padre. El amor lo tentaba, le animaba a repartir el también tiempo, cariño y sueños, pero nunca llegaba. Lo había intentado con todas sus fuerzas cada vez que veía a una extraña con un brillo en los ojos que le gustase, pero no había forma. No había ningún nerviosismo ni cosquilleo en el fondo del estómago, nada parecido a lo que el amor era. Entonces se asustó. Se sentía insensible: sin amor nada podía dañarlo, nada podía ponerlo contento. No tenía más sentimientos que una piedra. Deseó poder sufrir, llorar de tristeza o melancolía, pero todo le era distante y ajeno. La falta de emociones lo envolvió como una manta pesada que no podía evitar cargar, se volvió huraño y antipático. N...

Presa

Lo encontraron con mordiscos en las piernas y brazos, un agujero del tamaño del puño donde antes estaba el ombligo, que dejaba entrever la hierba que había debajo. No tenía rastro de piel en la espalda.Le habían arrancado los ojos de las cuencas y puesto dentro de la boca abierta, que desprendía un olor nauseabundo. Pero lo que más impresión le daba a Ilyssia era, sin duda, los desgarros hechos en la comisura de los labios con algún filo muy fino, que le daba al rostro hinchado por la muerte una sonrisa roja aterradora. Su madre Skylar le tapó los ojos con una mano mientras se tragaba los sollozos, pero era demasiado tarde, ya lo había visto todo. Sintió como el pecho de la mujer subía y baja descontrolado, de una manera tan exagerada que le molestó. Aguantó unos instantes en sus brazos, lo suficiente para que no se sintiera mal, y se deshizo de la mano que no la dejaba ver. Le dio unas palmaditas en el hombro a Skylar y subió a su habitación. La desaparición de su tío había c...

Tiempo

Imagen
Se dice que solo se vive una vez, pero si se hace bien, con una es suficiente. Poca gente comprende realmente lo que significa el paso del tiempo. Cuando se es joven, los chicos quieren que pase con rapidez. Que llegue ya el recreo, que pase esta clase, que tenga edad ya para hacer tal cosa. No nos damos cuenta que cada época que infravaloramos no la volveremos a vivir jamás. Hasta que no echamos la vista atrás, no sabemos cuáles eran los verdaderos mejores momentos. Mientras esperamos a tener dieciocho para poder fumar, no nos enteramos que en realidad nos lo pasábamos mejor sentados con los amigos intercambiando cromos. El tiempo es oro. Hay gente que daría lo que fuera para agarrarse un poco más a la vida, siempre hay que tenerlo en cuenta. Sería un insulto para ellos derrochar la nuestra. Nosotros tenemos la vida por delante, sueños y esperanzas. Aún falta mucha historia que escribir. No cuentes los días, haz que los días cuenten. Porque cuando menos te des cuenta, llegará el momen...

Sarai

- Recuerda que lo más importante es que no averigüen lo que llevas en la cesta - le recordó su ''madre'', mientras Sarai se hacía con destreza dos trenzas a los lados de la cara. Llevaba repitiéndoselo todo el día, y no parecía que fuera a remitir. - Te puedes callar de una vez? Ya he hecho esto millones de veces. - al acabar su peinado con unos lazos rosas, se giró hacia Estefanía. La mujer tenía, aunque no lo pareciese, solo diez años más que ella - Parezco suficientemente cría? - arrugando el ceño, la señora la inspeccionó de arriba a abajo. Las dos no se parecían en nada. La más joven, irlandesa y pelirroja natural aunque teñida de un caoba oscuro, tenía la nariz respingona y muchas pecas, y unos ojos grandes y llenos de expresión, azules. Era tan menuda y bajita qu siempre la confundían con una niña, aunque ya pasara los veintitantos.  En cambio, Estefanía era alta y esbelta, rubia en principio aunque, al igual que su supuesta hija, estaba pintado de caoba para q...

El chico de los ojos grises

Cuando entré a ese McDonald's extremadamente pequeño para la zona en la que se encontraba, ya esperaba que me miraran. A mi no, a mi gorra. No es por ser superficial, pero era preciosa. Yo misma me quedaría observándola si la llevara otra persona. Tal como haría cualquier adolescente normalita y con popularidad bastante deficiente, escondí los ojos tras mi teléfono evitando el contacto visual con un grupo de muchachos en las mesas del exterior. Aunque iba a ser imposible de evitar, porque también, como haría cualquier chica heterosexual, yo disfrutaba de mirar a las bellezas locales. Qué hay más encantador que unos británicos rubios barra pelirrojos de ojos claros? Así que levanté la vista por unos instantes, haciendo como que me apartaba el pelo de la cara. Sentí las miradas en mi gorra unos instantes, que luego se apartaban. Pese a que parezca patético, aprecié realmente que gastaran el registro de su pupila en mí. No estaba acostumbrada a que ningún joven se preocupara de algo ...